Fray Cayetano Rodríguez, elegido diputado por Buenos Aires al Congreso de la Independencia, estuvo casi todo el año 1816 en Tucumán. Emprendió el viaje de regreso a su ciudad de origen a comienzos de 1817, cuando el Congreso se mudó a la capital. El 8 de febrero, desde Santiago del Estero, escribía a su gran amigo tucumano, el doctor José Agustín Molina.
Había estado unos días en Loreto, y de allí partió en su coche rumbo a Buenos Aires. Pero al poco andar, se enteró del alzamiento de Juan Pablo Bulnes, en Córdoba, contra el gobernador Ambrosio Funes. El Congreso le envió un oficio, indicándole que se detuviera en Santiago, hasta saber qué desenlace tendrían los sucesos cordobeses.
Comentaba Rodríguez: “¿Que no viene (Francisco de) Ugarte? Ahora aumenta más nuestro sentimiento, al ver que no viniste con nosotros. ¿Por qué no te has venido hasta aquí con (Juan José) Paso y (Antonio) Sáenz? Tus asuntos ya deben estar evacuados. Menéate por Dios y ven a alcanzarnos que aquí estamos. Nadie te puede quitar tu asiento en nuestro coche, ya lo sabes”.
Seguía: “No te quiero poner lo que te contesta (Pedro) Medrano, pero en medio de tres mil barbaridades que dice, te manda mil y quinientas expresiones en compañía del cura de Loreto”. En cuanto a Santiago del Estero, narraba: “Nos abrasamos de calor, pero comemos mucha fruta, que la hay muy buena. Que vengan aquí las hermanitas y sobrinitas queridas, ya que han de salir de Tucumán, y nos veremos otra vez. Oirán muchísimos ‘tristes’ para compensar, siquiera de este modo, la demora en este pueblo bombardeado y en esta ciudad de mierda”…